lunes, 27 de noviembre de 2023

27 de noviembre de 2023

Amo la naturaleza

Amo el viento de verano que roza mi cara y parece que me llevará volando al infinito.  

Amo el sol cuando acaricia el alba, cuando tengo frío y me calienta, cuando broncea mi piel y le ayuda a mi cuerpo a producir vitamina D.  

Amo el agua en cualquier forma: en la lluvia, en los ríos, en las cascadas, en el mar; incluso en las piscinas y en la ducha. 

Amo la lluvia que me provoca salir corriendo a mojarme con ella. Amo el aroma de la lluvia cuando cae. Amo el sonido de la lluvia que me inspira para escribir, me acompaña al leer, me arrulla al dormir. 

Amo la playa: el mar, la arena, el sol, la brisa, las aves. Amo nadar en el mar y  jugar en las olas. 

Amo correr en la suavidad del césped, rodeada por la naturaleza del campo.  

Amo las flores de todos los colores en mi jardín y también adornando mi casa. Amo cuando alguien me regala flores. 

Amo a los animales, en especial cuando son cachorros. Amo a los pájaros de diversos colores y variedades que hay a mi alrededor y amo la música de su cantar. 

Amo trepar a los árboles: cuando era niña amaba sentarme en la punta más alta del árbol de capulí que había junto a mi casa. Ahora, amo subir a los árboles de aguacate y disfrutar del maravilloso paisaje, desde lo más alto de cada uno.  

Amo vivir rodeada de árboles frutales, tomar una fruta en cualquier momento y disfrutar la frescura de su sabor: desde lo agrio de los limones, mandarinas y naranjas, hasta lo dulce de los duraznos y moras.

Amo el café recién pasado, no conozco a nadie que disfrute tanto como yo una taza de café en la mañana. Amo el vino, como si fuera la bebida de los dioses. Amo el chocolate, el maní y las pasas, mis vicios alimentarios.

Amo el azul del cielo en el día y amo la noche con su infinidad de estrellas. 

Amo la luna que alumbra en las noches y amo la luna cuando aparece de día. 

Amo la oscuridad de la noche que me permite ver las constelaciones: Orión, con su gigante Betelgeuse en su tono anaranjado, Antares en Escorpión, Vega de Lyra,  la Osa Mayor. Amo encontrar a la Cruz del Sur con su forma de cometa, al salir en la noche al jardín por la puerta trasera de mi casa.

Amo ver a simple vista en una noche muy despejada a la Vía Láctea.  

Amo  distinguir entre las estrellas a los planetas de nuestro sistema solar; y, más aún, amo poder verlos un poquito más cerca con un telescopio: Mercurio muy pequeñito y brillante como el Sol; Venus con sus fases (como las de la Luna); Marte con su tono rojizo; Júpiter, el más grande, con dos rayas que lo atraviesan y las tres lunas que generalmente se ve (con mi telescopio) y,  en especial, amo encontrar a mi preferido, Saturno, no me canso de verlo una y otra vez, amo cómo deja de ser una simple estrella cuando aparece su verdadera forma con sus hermosos anillos.  

Amo ver a la estación espacial y recibir un aviso siempre que va a pasar por mi ubicación; no me pierdo nunca de verla: como la estrella más grande, pero en movimiento, que cruza el cielo en unos 5 minutos y se esconde; aunque no es algo de la naturaleza, me maravilla saber que en esa "estrellita" hay seres humanos rodeando el planeta y disfrutando de la forma más maravillosa de conocer la tierra, desde el espacio... No pierdo las esperanzas de algún día tener su misma suerte.  

Amo haber visto algunos espectáculos que de vez en cuando nos brinda la naturaleza: el paso del cometa Hale-Bopp, los eclipses de Luna y de Sol, Venus cruzando frente al Sol. Y, en especial, amo haber sido testigo de uno de los fenómenos celestes más hermosos, como fue el paso de las leónidas del año 98. Amé haber salido al jardín a las 3 de la madrugada y encontrar el cielo invadido por estrellas fugaces, una tras otra en todas direcciones. ¡¡Hermoso!! Amé la oscuridad que hubo en Puembo esa noche, lejos de las luces de la ciudad, y que nos brindó las condiciones necesarias para transformar el cielo en un sorprendente escenario de estrellas fugaces. 

Amo la nieve, y aunque no la he conocido personalmente, espero que algún día el jugar con ella, me ayude a perder el miedo al frío que la acompaña. 

Amo la tecnología que me permite descubrir la naturaleza. 

Amo el silencio que me deja escuchar los sonidos de la naturaleza. 

Amo las palabras que hacen posible describir a la naturaleza. 

Amo la soledad que me motiva a encontrar mi propia naturaleza. 

Amo la naturaleza que me rodea y por eso le doy gracias a Dios que me ha permitido disfrutar las cosas lindas de nuestro mundo.

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